Qué es un crédito con garantía hipotecaria

Crédito con garantía hipotecaria, tu vivienda como aval

El crédito con garantía hipotecaria, también conocido como crédito con garantía inmobiliaria, se ha colado en el vocabulario diario de muchas familias por la reducción de sus ingresos fruto de la crisis y la necesidad de liquidez. En este tipo de préstamos la devolución del crédito financiado por la entidad bancaria queda garantizada por un inmueble en propiedad o hipotecado por poco capital pendiente, generalmente menos del 40% de su valor de tasación. No es lo mismo que una hipoteca, cuya finalidad es adquirir una vivienda, ya que estos se destinan a la mejora o edificación de bienes inmuebles o para financiar actividades de producción. Además, el tipo de interés es más alto que en el caso de las hipotecas y los préstamos personales.

Lo que sí son similares son las condiciones: ofrecen cantidades de dinero elevadas, hasta 500.000€ según el valor de tasación del inmueble que ofreces como garantía hipotecaria, y los plazos de devolución son largos, generalmente unos 15 años.

Las ventajas de los créditos con garantía hipotecaria

La fundamental es que permiten conseguir grandes sumas de dinero de una manera sencilla. La cantidad se fijará según el valor de tasación del inmueble aportado como garantía. Además, al tener un plazo de reembolso largo permite a los beneficiarios devolverlo de forma cómoda.

Además, suele ofrecer la posibilidad de negociar un periodo de carencia total o parcial, no se requieren justificación de los ingresos mensuales para recibirlo (el inmueble figura como aval), puede solicitarse aun estando en los listados de morosos de Asnef y puedes continuar habitando tu vivienda si es esta la que ofreces como aval.

Los inconvenientes de los créditos con garantía hipotecaria

Aunque a simple vista todo te parezcan ventajas, no te dejes engañar porque este tipo de préstamos pueden ser muy peligrosos. Valora que los intereses son más altos que en otros tipos de préstamos y que suelen incluir varias comisiones y gastos de gestión. Si tardas mucho en devolverlo, acabarás pagando una cantidad ingente de intereses y, de no pagar las cuotas, podrías acabar perdiendo el inmueble que has ofrecido como aval.