Los Mini crédito, solución contra impagos
Un gasto imprevisto, una nómina que se retrasa, unos recibos con los que no contabas… Muchos son los imprevistos y situaciones que pueden dificultarte afrontar todos tus pagos, sobre todo a fin de mes cuando el líquido y los ahorros escasean. Los mini crédito son una solución sencilla y rápida para poder afrontar estos pagos a la espera de nuevos ingresos.
Lo primero, haz cuentas
Un aspecto importante cuando planificamos nuestros pagos es tener claro hasta qué punto podemos endeudarnos dado nuestro nivel de ingresos. En el mercado financiero se considera que la totalidad de cuotas mensuales destinadas a pagar deudas (hipoteca, recibos pendientes…) no debería sobrepasar nunca el 40% de los ingresos netos mensuales de tu hogar. Es decir, deberías asegurarte que cuentas con un 60% para la comida, los recibos de suministros, ropa, algún caprichito puntual y, con suerte, ahorrar algunos euros.
Si por cualquier razón te has endeudado por encima de ese nivel o un mes cuentas con imprevistos irrenunciables, vuelve a sacar la calculadora para valorar la posibilidad de pedir un microcrédito.
Los tipos de mini crédito
Si tienes que buscar una vía de financiación al margen de tus ingresos habituales, estas son tus opciones:
Mini crédito rápido
Son útiles sin la deuda o el momento de dificultad a solventar se va a dar en un plazo relativamente corto y no es una cantidad muy grande. Como norma general estimamos que la cuota del microcrédito no debería ser superior a la que pagamos como hipoteca ya que nos costará mucho hacer frente a su devolución.
Crédito personal
Se solicita cuando el valor de la deuda a pagar es superior a una o más cuotas de la hipoteca. Se les denomina personales porque están pensados para adaptarse a las circunstancias de cada cliente en concreto, al dinero que necesita y a la facilidad con la que puede devolverlo.
Qué opción escoger
Como en otros casos, todo dependerá de la situación concreta a la que te enfrentes. Si tus conocimientos financieros son limitados, acude a un asesor que valore el estado de tus cuentas y de tus finanzas a largo plazo para valorar qué tipo de producto te interesa más y lee siempre la letra pequeña donde aparece toda la información relativa a los intereses.